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Foto: Tomada de Prensa Latina |
Los feminicidios,
expoliación de recursos por las grandes transnacionales y la lucha del México
profundo convergen en la filmografía que trae esa nación a la edición 43 del
Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Desde la voz de los más jóvenes realizadores,
pasando por los más veteranos, al certamen cubano desembarcó la cinematografía
del país norteño, que le ha dado numerosos triunfos a México en esta cita, extendida hasta el 11 de este mes.
Cinco obras, dos en
largometrajes y tres óperas primas, representan en esas categorías al país
centroamericano; que llega a La Habana
con la realidad cruda y palpable que atraviesa transversalmente a esa sociedad
y también a las de América Latina.
Una de ellas es Manto de gemas, el debut
de la joven Natalia López, quien pone al destape a través del relato de tres
mujeres la triste realidad de los feminicidios
y desapariciones; problemática que sacude a ese país desde hace más de 25
años y se refleja en la región.
Al decir de su creadora, con amplia
experiencia en el montaje, la pieza fílmica revela las manifestaciones de la
violencia que ha vivido su tierra natal. “Tenía muchas ganas de hablar sobre la
herida que compartimos los mexicanos y sobre una dimensión más psicología de
este asunto”, expresó en rueda de prensa.
Para López este filme no es más que otra
historia en la cual se refleja “una gotera que ha humedecido los muros de
nuestras casas hasta el punto que en que si te apoyas en ellos se pueden caer;
es algo que no se ve, pero que late todos los días”.
Tres mujeres de tres estratos y universos
diferentes encarnan esta obra que muestra, como afirma su autora, un México de
muchas capas en donde nada es realmente lo que parece.
Es una realidad de muchas contradicciones y no
se puede explicar de un solo lado. Para mí era muy importante acercarme a esas
capas y percibir la complicidad y el miedo que genera para nosotras este
flagelo de los feminicidios, sostuvo.
La cinta, agrega, tiene
que ver con las desapariciones, con la maternidad y trata de apelar a la
empatía.
En respuesta a una pregunta de Prensa Latina
sobre el flagelo de los feminicidios
en América Latina, la cineasta resaltó que su obra nació justo después de
entrevistar a madres de hijos e hijas de desaparecidos.
López no entiende cómo en un país como México,
con una vocación tan noble y solidaria, pueden desaparecerse cuerpos y haya
fosas comunes por el territorio. “Es algo que no se puede aceptar y el
movimiento feminista ha levantado la voz al respecto”, acotó.
A su juicio, es muy importante cuestionarse
sobre el sistema que sigue siendo injusto por igual. Por ello subraya que es
importante cuestionarse la estructura y cómo cambiar más las palabras y
conceptos.
Desde su tierra natal también llegó su
coterráneo Juan Pablo González, con amplia trayectoria en el documental; quien
compite también en el mismo apartado. Su historia va al corazón de Los Altos,
en Jalisco, uno de los tantos pueblos arrasados por las grandes corporaciones.
Su realizador cuenta la historia de María
García, heredera de una fábrica tradicional de tequila, quien intenta mantener
su fábrica a flote en un mercado dominado por las trasnacionales. En el filme tampoco escapan las consecuencias del cambio climático y la
expoliación de recursos con la llegada de los grandes conglomerados.
González trata de mostrar una cruda realidad
de su pueblo natal, donde -dice- muchos tenían la esperanza de convertir
nuestra tierra en pueblos globales y han terminado al servicio de megaempresas
que solo crecen de manera irracional.
Todo se está autodestruyendo y este es el
resultado de este capitalismo brutal, resaltó el autor de Dos estaciones.
Quince obras concursan en la categoría de
ópera prima, en la cual este país y Colombia predominan con más cantidad de
títulos (tres en total cada uno).
Maylín Vidal
amss/Tomado de Prensa Latina
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