Maggie Marín Ayarde
Fotos: Tomadas de Internet
A la sombra de una ceiba donde se celebró la primera misa
y el primer cabildo, y se levantó en 1828 El
Templete, -la edificación de estilo neoclásico donde celebramos cada
onomástico- acuden cientos y cientos de personas que a la vieja usanza le dan tres vueltas al frondoso árbol.
Otros tiran de la hermosa aldaba de la Catedral de La Habana; entran al santuario católico, se desplazan hasta el (santo) patrón San Cristóbal y le acarician los pies; claman, solicitan, piden en el más absoluto silencio. Otros le llevan velas. Ritos que reverencian a una ciudad, que es un símbolo.
La Habana, ciudad mágica, con calles adoquinadas, chinas pelonas, elevaciones, y arquitectura
ecléctica donde convergen armónicamente todos los elementos, festeja este
miércoles su aniversario 503.
En la víspera, los niños de las escuelas del centro
histórico de la amada Habana salieron
del Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales, con las
mazas del Cabildo hasta El Templete y realizaron la mítica ceremonia porque se
conservan las tradiciones.
Las máximas autoridades en la capital asistieron a la velada donde se le cantó a La Habana en todos los tonos y armonías.
Arduo ha sido el trabajo de la Oficina del Historiador de la Ciudad para restaurar edificios patrimoniales; rehabilitar obras sociales; remozar inmuebles; y hacer la apertura en la casa Eusebio Leal Spengler de la sala Patria amada, que resume el compromiso patriótico del Historiador; así como entregar la nueva y enriquecida visualidad del Parque Arqueológico Muralla de Mar.
La urbe tiene una larga y hermosa tradición histórica,
como nos recordó el Dr. Eusebio Leal Spengler; es “la ciudad del Papel Periódico,
que acoge a la universidad primada de Cuba por donde pasaron todos los grandes
valores y donde el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz,
se hizo revolucionario; es la ciudad de los maestros, de los que fueron a
alfabetizar; la ciudad de la música, la poesía, la literatura, los círculos de
pensamiento; la ciudad que vio el nacimiento del movimiento social, de las
primeras agrupaciones comunistas; y es el epicentro de una vida intensa”.
Cuidar los colores y olores de una ciudad singular, única, amada y respetada por generaciones, es el gran desafío en este siglo XXI para sentenciar que La Habana es de Todos.
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