La permanencia en línea es lo que más vale

 

Todos aspiran a que esta intervención en la planta matancera demore un poco menos del tiempo programado. Foto: Ventura de Jesús García


Dándole a cada minuto, a cada segundo, la importancia de una labor decisiva, unos 800 trabajadores de varias provincias del país acometen el mantenimiento previsto para 12 días en la Central Termoeléctrica (CTE) “Antonio Guiteras”.

Todos aspiran a que esta intervención en la planta matancera demore un poco menos del tiempo programado, propósito que la población agradece y sigue con ansiosa expectativa.

Se sabe, sin embargo, que la condición indispensable de estos trabajos es hacer las cosas sin descuidar la calidad; apegados a los requerimientos técnicos, para que una vez que la planta entre de nuevo en servicio, lo haga con el máximo de garantías.

Cumplir la tarea eficazmente y concluirla lo antes posible, ahí se funda el éxito del mantenimiento. Eso cree el experimentado mecánico de caldera Evangelio Peñalver Guerra, un hombre que ya excede los 50 años de trabajo en el sector.

Ya nos preparábamos

Lo esencial en estas circunstancias es la estabilidad, significó por su parte el ingeniero Misbel Palmero Aguiar, director general de la unidad térmica. “No hacemos nada con alcanzar los 280 MW y salir de nuevo a la semana. De ahí que el principal objetivo de este mantenimiento es poder extender la permanencia en línea de la planta, con parámetros de confiabilidad”, observó el directivo.

Dijo que los trabajos marchan según lo previsto, una actividad a continuación de la otra. “Todo transcurre de forma correcta, sin contratiempos”; aclaró tras admitir que disponen de los insumos y materiales necesarios para asumir el mantenimiento, el más largo en muchos años.

Haber emprendido esta tarea luego de detener la planta por una avería pudiera ser un punto débil, pues limitó la organización previa del proceso; pero a juicio de Palmero Aguiar, eso no los afectó en realidad. “En honor a la verdad, ya veníamos preparándonos para una parada de esta naturaleza”, aseguró.

Al referirse a las bases fundamentales de la ruta crítica de la parada, mencionó las tareas de limpieza, reparación, pintura y conservación, en la que participan paileros, soldadores, electricistas, mecánicos y técnicos de diversas especialidades; así como otras acciones en áreas de apoyo al proceso de generación.

Enfatizó en que es preciso aprovechar la oportunidad para poner en orden todo lo que sea posible y resolver cualquier dificultad técnica, con el propósito de que la CTE quede en mejores condiciones.

El sentido práctico de ganarle tiempo al tiempo, aclaró, no puede echar por la borda el rigor en las acciones de mantenimiento. “Cada actividad es certificada al final por el jefe de área, quien debe dar el visto bueno al trabajo”.

A juicio de Guillermo Hernández Trimiño, jefe de brigada, esas exigencias en el control y la fiscalización son vitales y contribuyen a evitar los descuidos y a no “arar en el mar”. La eficacia en lo que hacemos es el mayor acierto en esta labor, manifestó.

La fortuna de Arletis

Como un respaldo adicional al esfuerzo de los trabajadores eléctricos, la CTE dispone de un puesto médico que permite la atención integral a los obreros y técnicos.

Se trata de una merecida atención, es un personal que llega muy temprano a la planta y labora en condiciones bien difíciles; observó Marlen Hernández, especialista de primer grado en Medicina General Integral.  

Es algo muy justo, y nuestro deber es tratar de protegerlos lo mejor que nos sea posible; comentó después de admitir que la presión arterial alta y las afecciones respiratorias son de las manifestaciones más frecuentes, sobre todo en tiempos de mantenimiento.

Por su parte, la joven Arletis Fajardo, quien cursa la especialidad en Oftalmología, se mostró afortunada de poder aportar su “granito de arena” en un lugar tan decisivo para la economía del país y donde se realiza una proeza.

A pesar del alto número de personas, no hay aglomeración ni se aprecia ese feo espectáculo de gente deambulando sin real contenido de trabajo. Por lo visto, a nadie le sobra demasiado tiempo.

“Lo agradable de trabajar aquí es poder ver, al final, el momento en que la unidad reconecta con el sistema. Es cuando uno se da cuenta de que valió la pena el sacrificio”, le escuchamos decir al viejo Peñalver Guerra.

“Ojalá podamos cumplir el propósito que nos hemos impuesto, el de entrar en línea de nuevo, el próximo día 17”.
amss/Tomado de Granma

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