Foto: Tomada de la Agencia Cubana de Noticias (ACN)
¿Cómo lograr que cada militante se perfeccione
constantemente? ¿Cómo lograr que la vanguardia
involucre a todos los jóvenes? ¿Cómo
formar mejor a los muchachos y con ellos al futuro que desde el presente
construimos en Cuba?
Ciertamente, son interrogantes
complejas. Encontrar sus respuestas, igualmente complejas, demanda de mucha
inteligencia, pasión, creatividad, compromiso, innovación, responsabilidad...
en medio de un difícil contexto político, económico y social que no es ajeno a
los jóvenes y constantemente convoca a pensar y repensar el funcionamiento de
una organización que requiere estar a la altura de sus tiempos y de quienes
militan en ella.
A esas y otras muchas
cuestiones busca dar respuestas la Estrategia
de la Unión de Jóvenes Comunistas para fortalecer su papel integral en el
presente y en el futuro del país, que fue aprobada en la mañana de este
sábado durante un Pleno Extraordinario
del Comité Nacional de esta Organización, en el que participaron el primer
secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la
República, Miguel Díaz-Canel, y el miembro del Buró Político y secretario de
Organización del Comité Central, Roberto Morales Ojeda.
Este era un encuentro muy
esperado, diría el jefe de Estado casi al finalizar la sesión de trabajo,
cuando compartió con los muchachos un conjunto de ideas profundas y
aleccionadoras que bien pudieran ser las reflexivas palabras que diría un padre
a sus hijos. Así habló el Presidente a los jóvenes, desde el cariño y la
responsabilidad que entraña el compromiso con su formación.
Desde ese cariño y esa
responsabilidad los convocó también a incrementar
la exigencia a todos los niveles, a desterrar vanidades que resultan
excluyentes y a fomentar el trabajo colectivo.
Como organización
política, la Unión de Jóvenes Comunistas
tiene que estar todo el tiempo pulsando los estados de ánimo; las
insatisfacciones; las quejas; y actuar rápido para revertirlas, con la única
fórmula que funciona en una sociedad como la nuestra: la participación activa y
real en los cambios, en la obra. Solo de la participación nace el compromiso,
consideró el Presidente cubano.
De temas sumamente
complejos, que gravitan hoy en la cotidianidad de los cubanos, y sobre todo de
los jóvenes, dialogó con los militantes por casi una hora el Primer Secretario
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
En varios momentos sus
palabras se convirtieron en una clase de historia que transitó con objetividad
y elementos reflexivos por diferentes asuntos que en la actualidad preocupan y
ocupan a nuestros jóvenes.
Y justamente porque para
entender el presente de cualquier nación hay que buscar siempre en su pasado,
Díaz-Canel habló al centenar de muchachos allí reunidos -la mayoría de ellos
muy niños a principios de la década del 90'- sobre su generación, a la cual le “tocó
recomponer sueños y pasar por encima de los escombros del Muro de Berlín”
cuando Cuba entraba de lleno a lo que se llamó entonces Periodo Especial en
tiempos de Paz, tras el derrumbe de la Unión Soviética y el Campo Socialista.
No puedo decir que fue una
época perfecta, aseguró; pero creo que movimos a los jóvenes en ese momento. Un
momento en el que, recordó, Fidel había “convocado a la dirección de la Unión
de Jóvenes Comunistas y a las organizaciones juveniles para que asumiéramos
tareas en la vanguardia de esa resistencia que él guio hasta en los menores
detalles”.
Repasó entonces el
mandatario cubano diferentes situaciones de aquellos años, en los que la
juventud tenía el sagrado compromiso -como lo sigue teniendo hoy- de hacer el
papel de resorte, de estimuladores, de catalizadores, revolucionando la
Revolución, también asediada y bloqueada como hoy.
Habló el Presidente de la
República de los rigores del bloqueo que se vivían también entonces; de los
precios igualmente disparados por la necesidad; de los apagones más largos que
los actuales; de la aprobación de la Ley Torricelli por el Congreso de los
Estados Unidos; del apocalipsis que significaría para las tierras de América el
neoliberalismo; y de los antecedentes de una emigración ilegal que ha promovido
constantemente el Gobierno norteamericano, quien viola, además, todos los
acuerdos migratorios firmados entre ambos países.
Y sobre la extraordinaria
fe de Fidel en la juventud habló también el mandatario; esa juventud que ha
demostrado en todo momento que sobre sus hombros se pueden depositar grandes
tareas. Esa juventud —subrayó Díaz-Canel— “la encuentro todos los días, por
dondequiera que camino”.
Recordó entonces a cientos
de muchachas y muchachos que en su afán constante por desandar el país ha visto
en los más increíbles lugares batirse con los problemas como si vivieran una
epopeya o una aventura. La lista es infinita y abarca todos los sectores,
reconoció con orgullo.
Hay muchos jóvenes, entre
ustedes, entre los colectivos que ustedes integran o dirigen, que tienen un
ímpetu tremendo por hacer, innovar, aportar, generar nuevos conocimientos. Esos
jóvenes, esos compañeros, sean militantes o no, tenemos que identificarlos,
tenemos que atenderlos, tenemos que potenciarlos en cada una de sus esferas de
trabajo, valoró.
Y porque son precisamente
los jóvenes de hoy quienes formarán a los jóvenes de mañana, el Presidente
insistió en varios momentos de su intervención en la necesidad de dejar que la
juventud haga, que demuestre lo que puede dar y lo que puede aportar, evitando,
en lo posible, las manifestaciones que muchas veces afectan esas
potencialidades y están relacionadas con la envidia, los celos, los prejuicios
y los esquemas mentales.
De participar y de ser
contraparte conversó el mandatario; de la necesidad de crecer en la filas de la
organización y no solo numéricamente, sino también con una militancia
fortalecida en lo ideológico y en el funcionamiento, donde los jóvenes estén
desligados de formalismos y estén dispuestos a enfrentar problemas, dándole
participación a todos.
A los militantes pidió
prepararse cada vez más en todos los ámbitos; promover debates; instrumentar
formas más efectivas para la información; atemperar los métodos de trabajo a
las realidades que hoy nos definen; y no dejar de buscar maneras para que la
Unión de Jóvenes Comunistas se parezca cada vez más a la juventud que
representa.
Pueden contar con nuestro
apoyo para todas esas misiones, aseguró el Presidente cubano. Aspiramos —les
confió— a que tengan una dinámica tal, que todos los días quieran hacer algo
nuevo e inventen algo nuevo, que nuestra cotidianidad se llene de sus
propuestas.
Apuntes sobre un diálogo y sus muchos retos
No se trata de abandonar
lo que hemos hecho porque es viejo, sino porque no ha dado los resultados que
se necesita; fue una de las principales premisas compartidas por Aylín Álvarez
García, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes
Comunistas, al presentar ante los miembros del Pleno los resultados del proceso
de consulta de la Estrategia que al concluir la jornada de trabajo quedaría
aprobada.
Además, los miembros del
Pleno aprobaron organizar un proceso de discusión de la Estrategia en las
organizaciones de base, al cual también se invite a los jóvenes no militantes,
y colocar la Estrategia en el sitio web de la Unión de Jóvenes Comunistas para
que todos puedan acceder a ella.
Perfeccionar el
funcionamiento de la Organización y su impacto en un mayor liderazgo juvenil;
efectividad en la atención y formación de los jóvenes, logrando la firmeza y la
unidad ideológica que se revierta en la inequívoca defensa de la Revolución, es
el objetivo principal de dicho documento, en torno al cual giran muchos otros.
El amplio proceso de
consulta a que fue sometida la Estrategia, entre jóvenes militantes y no
militantes, aseguró, ha propiciado una propuesta colectiva de mucha valía. Cómo
implementar ahora la Estrategia y medir su real impacto, son asuntos que
requerirán del empeño de todos y adaptarnos a los cambios; romper con
estereotipos; ser más creativos, consideró.
De esa Cuba que
necesitamos construir todos juntos, para lograr que los más jóvenes encuentren
en ella también sus proyectos de vida, mucho se habló en la mañana de este
sábado. Lo hicieron una veintena de delegados que, desde la experiencia de sus
labores en los lugares donde estudian o trabajan, saben que hoy es una urgencia
para la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) ser capaz de buscar soluciones que cada
vez se parezcan más a las necesidades de los jóvenes, y en consecuencia les
permita tener un proyecto de vida con el que puedan crecer en esta Cuba que
soñamos y construimos todos juntos.
Por eso esta Estrategia,
decía Vladimir Hernández, nos dará la oportunidad de formar una juventud con la
que se podrá seguir contando para hacer una organización más innovadora, plural
y nuestra.
Y es que, como señalara
durante algún momento del debate la Primera Secretaria del Comité Nacional de
la UJC, tiene que ser desvelo constante de todos que cada joven se sienta
acompañado por la organización; porque es nuestra la responsabilidad de atender
y acompañar a las nuevas generaciones. La organización se construye desde los
comités de base, que es donde están los militantes, porque ningún escenario se
parece a otro, reflexionó.
El debate, de una calidad
y transparencia admirables, devino también en nuevas y enriquecedoras
propuestas para cumplir con el encargo institucional que tiene la UJC de
agrupar a todos los jóvenes, no solo a sus militantes.
Al respecto, Hamlet
Álvarez subrayó que todavía muchos jóvenes no encuentran su espacio en la
organización; y es imprescindible ser capaces de llegarles a todos en cualquier
lugar, así como trabajar para que todos se sientan representados dentro de la
organización.
De promover la innovación
política que se necesita y fortalecer el rescate de la historia local habló
Fernando Rojas durante el encuentro, porque es inevitable acercarnos a la
historia de una manera diferente para seguir defendiendo lo que creemos justo.
Del rescate de valores va
también esta Estrategia; de la evaluación atinada y concisa con que se evalúan
en muchos lugares los problemas de los jóvenes y cómo extender esas maneras de
hacer a todos los espacios; porque solo un documento nuevo, como reconoció
Yadira Reyes, “no va a cambiar la organización, nosotros somos quienes tenemos
que cambiarla y llevar las ideas contenidas en ese documento a la base”.
Valiosas y muy profundas
reflexiones compartieron los muchachos en un intercambio que se extendió por
casi cuatro horas en las cuales hubo espacio además para insistir en la
necesaria e impostergable superación de los cuadros; de hacer partícipes a las
administraciones y al Partido de las preocupaciones e ideas de los jóvenes; de
la vinculación con los dirigentes estudiantiles; de sumar ideas y voluntades;
de fortalecer la organización hacia dentro para poder irradiar hacia afuera; y
de seguir luchando por la unidad entre la juventud cubana, porque es ese un
proceso continuo que se construye todos los días, desde todos los espacios.
Los desafíos, cuando se
trata de construir una vanguardia como nación, no se agotan, valoró Karla
Santana; y en la certeza de sus palabras quedó refrendada la necesidad de que
urge repensar la labor política de atender y sumar a todas las juventudes, y
también de formar vanguardias; porque una realidad como la nuestra no es
posible construirla sin formar vanguardias sobre un pensamiento emancipador de
las conciencias.
Esa vanguardia, diría poco
después el Presidente cubano, tiene que ser reconocida por lo que aporta; por
lo que hace y por cómo se distingue entre la sociedad; por su ejemplo y aporte
a la sociedad socialista, por su sinceridad, altruismo y solidaridad. Esa
militancia de vanguardia no puede ser vista como una masa inerte, valoró.
No obstante, dijo el jefe
de Estado, el trabajo de la organización no puede limitarse solo a la
vanguardia; es con todos los jóvenes y para ello es necesario convocar
constantemente también a los que no son militantes.
Construir consensos, ser
parte de los procesos, participar, hacer desde el talento colectivo, aportar,
defender, innovar, analizar esencias, estudiar fueron algunos de los muchos
retos dejados por el Presidente de la República a los jóvenes, que sobre sus
hombros tienen hoy el futuro de la Patria y están llamados a convertirse en
abanderados del aprender y en darle continuidad al pensamiento del Comandante
en Jefe.
Yaima Puig Meneses
amss/Tomado de la ACN
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