URGENTE

6/recent/ticker-posts

Nayrobis Oviedo: Médica del alma (+Fotos)

Semanas atrás, un semblante taciturno llegó a la oficina de los trabajadores sociales de Acosta, en el capitalino municipio Diez de Octubre. La soledad y las rendijas de una casa que está al “irse a bolina” no son buenos aliados a sus 78 años. Se sentía mal olor. Estaba desorientado. Solo quería comida y ayuda para bañarse.

Tras 21 años ejerciendo como trabajadora social, Nayrobis Oviedo es una mujer comprometida con su profesión. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Nayrobis se estremeció de pies a cabeza al ver aquella mirada perdida, el cabello desaliñado y los girones de su ropa. Podía ser su vecino, su tío, su abuelo… Enseguida le buscó jabón y una muda de ropa. Tomó sus datos y lo llevó al comedor comunitario. Luego se encargó de los trámites para que siguiera accediendo al Sistema de Atención a la Familia (SAF).

Por estos días, el aspecto del agradecido es diferente. Se le ve más dispuesto. Pero faltan asuntos por resolver en su historia. El principal cometido es contactar con una familia que lo ha desamparado y debe asumir sus responsabilidades de cuidado. Dar con ellos es la misión que concentra, por estos días, los esfuerzos de Nayrobis Oviedo, especialista principal de la oficina de los trabajadores sociales en Acosta.

Aunque lleva 21 años atendiendo casos parecidos, no deja de implicarse emocionalmente con cada historia. A veces encuentra soluciones, otras, solo puede ofrecer compañía y buenos consejos. Pero siempre trata de hacerles la vida un poco más llevadera a quienes se acercan en busca de ayuda.

Esa esperanza que hoy inspira le parecía una utopía allá por 2001, cuando entró a la escuela formadora de trabajadores sociales, sin una idea precisa de las exigencias de la labor.

“Había terminado el preuniversitario y no cogí carrera. Un buen día, los muchachos de la Unión de Jóvenes Comunistas me convocaron para que me uniera al programa de trabajadores sociales, que recién comenzaba. Inicialmente dije que no, porque no quería seguir estudiando y sentía que no tenía vocación para eso. Pero luego las informaciones sobre los cursos eran constantes y estaba en auge el movimiento, así que me embullé y entré en la segunda convocatoria”, recuerda.

Más de dos décadas de trabajo la han convertido en una mujer comprometida con su profesión. Ser especialista en un consejo popular no le impide atender en la circunscripción a más de 300 personas en situación de vulnerabilidad. También cumplió misión internacionalista en Venezuela.

Aunque ahora trabaja en Acosta, la mayor parte de su trayectoria la ha desarrollado en el consejo popular Luyanó, donde reside. Ahí, incluso, los vecinos van a su casa buscando apoyo, ante cualquier situación que lo amerite.

Precisamente, por la solicitud de ayuda de los vecinos comenzó a atender a Cándida, una anciana que vivía sola y no podía valerse por sí misma. Nayrobis la acogió como una abuela y logró cambiarle la vida. A través de un familiar contactó con el hijo, un marinero mercante que la llevó a vivir con él sus últimos años.

Pero no todos los casos han tenido un desenlace feliz.

Está el muchacho de 21 años que atiende desde pequeño, porque nació en una familia disfuncional. Ella le buscó trabajo y lo quiere tanto que él le dice "tía". Pero no ha evitado que vaya preso en tres ocasiones.

También está la adolescente de 13 años, huérfana de madre, que fue violada por su padre y no tiene familia dispuesta a encargarse de su cuidado.

“Esa historia es sumamente dolorosa, porque solo le brindaba afecto una bisabuela muy entrada en años, que no podía asumir esa responsabilidad. Yo sufrí con ese caso, pues la niña recibía torturas de su padre. Fuimos a la policía. Yo fui a la escuela. La pequeña repitió dos veces un grado. Hoy vive con la hermana, pero abogamos por que vaya para un hogar de niños sin amparo familiar, porque la hermana no puede hacerse cargo. Lo que ocurre es que una de las condiciones de esos lugares es que quienes ingresen no tengan familia alguna, y no es el caso de esta adolescente”, explica.

Trabajadora social visita a personas de la tercera edad en sus comunidades. Foto: Tomada de Adelante.

Quienes más la conmueven son los niños y adultos mayores desprotegidos. “Me parten el corazón. Enseguida quiero hacer por ellos. Agradecen que los visiten, sentarnos a conversar. Los adultos mayores, sobre todo, aprecian que les busquemos el pan, limpiemos la casa, les llevemos las medicinas. Esa es la esencia de nuestra labor, que es muy importante”.

Justo por eso, Nayrobis es de las primeras en abogar por un trabajo social que supere el asistencialismo. Recuerda que, a inicios de los 2 000, sus compañeros hicieron una labor muy comprometida, poniendo en alto la frase de Fidel que reza que “los trabajadores sociales son los médicos del alma”. Pero luego desapareció el programa y los integraron a las direcciones municipales de trabajo y seguridad social.

“Ahí caímos en un bache. Venía la persona con la problemática y decíamos: 'vamos a darle una asistencia social', una prestación monetaria. Pero eso no es lo que se quiere. Muchas veces otorgamos la prestación monetaria y ya, y las personas se acomodan a eso. Hay cientos de problemáticas que no se transforman solo con dinero”, reflexiona.

Uno de los factores que considera esenciales para perfeccionar su labor y superar el mero asistencialismo es la reciente creación del técnico superior universitario en Trabajo Social, del cual pretende graduarse para ser una mejor profesional, aunque deba compartir el tiempo entre el trabajo, el estudio y el cuidado de sus dos niños, porque es madre soltera.

En particular, comenta que después del 11 de julio del pasado año el trabajo social se ha visto más comprometido con la realidad. Desde entonces, Nayrobis ha tenido una importante participación en el programa de transformación de los barrios y comunidades y en la visita a las familias de quienes hoy están sancionados por participar en los hechos, para conocer su estado de necesidad y ayudarlos si es necesario. “A ellos se les da un tratamiento diferenciado y seguimiento sistemático”, menciona.

Sabe que quedan muchas cosas por mejorar, en una sociedad que no tiene todos los recursos. Pero entiende que la mayoría de las personas que se acercan a los trabajadores sociales necesitan, sobre todo, compañía, cuidados y atención emocional. Por eso busca pertrecharse de nuevos conocimientos. Pretende ser guía, refugio y consuelo de quienes, como el anciano de hace semanas, toquen la puerta de su oficina en Acosta.

Trabajadora social visita a madre de varios niños durante la pandemia. Foto: Tomada de Adelante.

Publicar un comentario

0 Comentarios