Guillén junto al Comandante en Jefe Fidel Castro, en ocasión de recibir la Orden José Martí.
Foto: Liborio Noval
120 años del nacimiento de Nicolás Guillén
Nicolás
Guillén es parte de la
atmósfera y del subsuelo de la nación. Vida y obra, legado actual y
proyección de futuro. A 120 años de su
nacimiento, el 10 de julio de 1902, en Camagüey, el poeta que dio voz a los
que no tenían voz, que reivindicó a negros y mulatos preteridos y marginados en
la neocolonia, que proclamó enraizadas convicciones antimperialistas, que
defendió la República española ante la arremetida del fascismo, que integró las
filas del Partido Comunista, que exaltó la memoria de Jesús Menéndez, que se
apropió y trascendió el son, que saludó el advenimiento de la Revolución,
que dio la bienvenida a Fidel en lo alto del Turquino, que trabajó
desde la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por la unidad del movimiento
intelectual y artístico en favor de la transformación revolucionaria de la
sociedad, que cantó al amor y a la esperanza, inspira y acompaña.
Para él, de acuerdo con el juicio de una de sus
más acuciosas exégetas, Nancy Morejón, “el ejercicio de la poesía fue un acto
esencialmente vital (…) con el que supo
fundar la imagen del alma nacional creando una poética de la que son legítimos
pilares el verde y el azul antillanos, la guitarra, la palma, las maderas
preciosas del monte, el lagarto, el rosal, la pajarita de papel”.
Cuba
entera lo celebra y canta, pero de modo muy
especial su tierra natal, a la que vuelve este fin de semana con la celebración
el XIII Coloquio y Festival que lleva su
nombre.
La Fundación Nicolás Guillén, junto al
Ministerio de Cultura, la Uneac, las autoridades políticas y las instituciones
culturales de la ciudad, llevan adelante un programa conmemorativo intenso y de notable irradiación social.
Allá se llevan tatuados en la memoria los versos de su Elegía
camagüeyana, aunque la ciudad ya no sea “comarca de pastores y sombreros”;
porque lo que vale es la rotunda palabra del poeta cuando dijo: “vengo de andar
y aquí me quedo con mi pueblo”.
Desde los primeros compases del coloquio, el acento
se halla puesto en la dimensión antillana, descolonizadora, del poeta,
examinado por la doctora en Ciencias Margarita Mateo en la conferencia La isla cercana y desconocida: Haití en las
crónicas de Nicolás Guillén, tema que será revisitado desde otro ángulo más
adelante por el investigador Emilio Jorge Rodríguez.
En el Centro de Convenciones Santa Cecilia
transcurren las presentaciones de ponencias y debates con un amplísimo temario
que abarca desde el pensamiento antirracista guilleniano hasta la vigencia de
su permanente renovación poética, como la que registró medio siglo atrás con la
publicación de La rueda dentada y El diario que a
diario.
Al bardo lo arropan otras expresiones
artísticas: el Ballet de Camagüey y el Ballet Folclórico de Camagüey con
funciones especiales; exposiciones de artes plásticas y conciertos de música
popular, como el que ofrecerá en el recinto ferial, este sábado en la noche, el
trovador Tony Ávila.
También está en el recuerdo la impronta del
recién desaparecido José Luis Cortés, históricamente por la promoción del
Coloquio y Festival, así como el lanzamiento de una obra discográfica de autores
e intérpretes camagüeyanos.
La sede de la Fundación Nicolás Guillén, en la
casa natal del poeta, en la calle Hermanos Agüero, quedará debidamente
reinstalada y se emplazará el domingo una escultura del autor de El son
entero, realizada por la artista Marta Jiménez, en la Plaza de la Merced.
Poco antes de la inauguración de la jornada
conmemorativa, Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación, llamó la
atención sobre la extraordinaria lucidez y absoluta pertinencia de los versos
que dan título al poemario La rueda dentada, con relación a los
tiempos actuales: “Cuando leemos no hay rueda dentada sin dientes que
ande / ni rueda que ande con diente que falle; / si empieza una vuelta se
detiene a poco / bien si el diente falla, o bien si está roto, no podemos
dejar de pensar en una sugerente metáfora en torno a la unidad concertada
y coherente para salir adelante. Como también, con el poeta hacemos nuestro el
reclamo al final del poema: siempre mucho mucho / nunca poco poco”.
amss/Tomado
de Granma
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