La empresa de mantenimiento a Centrales Eléctricas se encarga de reparar todos los equipos básicos de las termoeléctricas y fabricar la mayoría de las piezas que estas utilizan.
“¿Cuánto hace falta poner en función de generar un kilowatt?”. Juan pregunta y sabe la respuesta. Sus 48 años de experiencia y los rastros de su labor en todas las termoeléctricas del país son más que suficientes para conocer que, tanto al frente como tras bambalinas, hay un ejército intentando «hacer la luz», dondequiera que una máquina falla o necesita recuperar carga para volver a andar.
Dice con humildad que, por eso, él no es menos o más importante, como tampoco lo es el taller del que es responsable técnico y donde se reparan los rotores de generador de alta potencia, en la unidad Base Central de Reparaciones, de la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE), en La Habana.
“Aquí todos tenemos conciencia de que lo importante es arreglar la pieza, para devolverla a la termoeléctrica, y que funcione con la mayor carga posible, porque donde no generemos un bien, no puede haber bienestar”, expresó.
Bien lo sabe el joven Nelson Betancourt Miranda, electricista a de mantenimiento de subestaciones eléctricas, quien desde 2009 trabaja en esta entidad y se ha superado en ese tránsito, por lo que el régimen de trabajo no le asusta; tampoco “ir de provincia en provincia”, para colaborar en lo que haga falta, si al fin y al cabo, de su labor bien hecha dependerá la luz encendida de su familia y la de sus vecinos.
La EMCE –entidad de la Unión Eléctrica (UNE), cuya función fundamental es reparar todos los equipos básicos de las termoeléctricas y fabricar la mayoría de las piezas que estas utilizan– cuenta con más de 4 500 trabajadores a lo largo del territorio nacional, y dondequiera que está enclavada una central eléctrica existe una unidad de base para acudir cuando sea necesario.
Así lo manifiesta a Granma el ingeniero Isidro López Montero, actual director en funciones de esa empresa, quien se refirió a las muchas otras misiones de la EMCE, como el mantenimiento de los grupos electrógenos o prestar servicios a otros organismos, debido al nivel de especialización en la rama mecánica.
Cada vez que para un bloque ahí estamos nosotros para recuperarlo en el menor tiempo posible, apunta.
López Montero opina que esta sede central de la EMCE tiene probablemente el taller más grande con que cuenta la UNE, por eso la tarea también es enorme.
Comenta que un alto porciento de las piezas de repuesto se fabrica allí, solo se importa la materia prima, lo que representa un ahorro significativo al país, pero también los afecta el bloqueo económico contra la Isla, y tienen que buscarla en mercados lejanos, para sortear más de un impedimento.
MISIONES DE LAS ÚLTIMAS JORNADAS
En la Base Central de Reparaciones es donde ocurre la magia, y especialmente en su área de producción, que dispone de seis talleres para cinco procesos diferentes, lo que habla de la especialización y del alto grado de compromiso que conlleva ser parte de las 361 personas que allí laboran.
Su director, el ingeniero Delvys Echegoyen Díaz, un joven que, como los 125 de su área, comenzó desde abajo y creció en conocimiento y en responsabilidades, explica los detalles de los principales trabajos que actualmente se llevan a cabo en los talleres.
Del primero de ellos ya se conocía: el rotor de la Unidad 8 de la central termoeléctrica (CTE) Máximo Gómez, del Mariel, es la prioridad por la que trabaja sin descanso el equipo de Juan Rodríguez Verano.
Al respecto, Echegoyen Díaz significa que las labores se han dividido en dos turnos para cubrir las 24 horas, y con el suministro de piezas por parte de la propia CTE, más un rotor con que contaban en el taller, precisamente para sustituir el averiado, se piensa lograr la entrega a la CTE en 34 días, o sea el 6 de agosto, con lo cual esa unidad podría estar generando la segunda quincena de ese mes.
Tenemos otras piezas con igual importancia, por ejemplo, un ventilador de tiro inducido, de la Unidad 6 de Mariel, que debe entregarse el 26 de julio, y otro de la Unidad 3 de la CTE Antonio Maceo (Renté), en Santiago de Cuba, con fecha de terminación para el próximo día 14.
“Además, estamos inmersos en el taller de elementos tubulares, por ejemplo, con un recalentador de la Unidad 4 de la propia Renté, y para un mantenimiento capital del próximo año, nos encontramos ejecutando 28 microbloques de esta unidad”, acota.
Por otro lado, refiere labores como la fabricación de un calentador de aire regenerativo frío, para el bloque 3 de Renté, al que se le ha planificado una salida para elevar su potencia; la elaboración de juntas de expansión en el taller de pailería mixta para un mantenimiento parcial previsto en la central Ernesto Guevara, en Santa Cruz del Norte; además de que en el taller de maquinado se encuentran los bandajes del rotor de la Unidad 8 de Mariel.
A estas y más tareas estamos acostumbrados, opina el ingeniero Orlando Vejo Rodríguez, especialista en maquinaria eléctrica, y tiene las evidencias de sus casi 50 años en la misma labor, pero reconoce también que la situación actual es compleja, por lo que redoblar los esfuerzos es la palabra de orden.
AUMENTAR LOS MANTENIMIENTOS ES LA OPCIÓN MÁS SALUDABLE
El estado actual de las maquinarias, refiere López Montero, tiene obstáculos por doquier: el déficit de financiamiento. Los impedimentos que representa la guerra económica estadounidense contra Cuba han llevado a la dilatación de los mantenimientos, lo que afecta significativamente la estabilidad del Sistema Eléctrico Nacional.
También existe una variable más, un arma de doble filo que aporta soberanía y ahorra divisas con las que el país ni se atreve a soñar, además le pone presión a las máquinas y a los hombres.
Se ha explicado en muchas ocasiones, pero lo reitera Isidro López Montero: el alto contenido de azufre del crudo nacional, que con presencia de agua produce ácido sulfúrico, altamente corrosivo para las superficies metálicas, obliga a acortar los plazos y apagar unidades con más frecuencia para hacerles retoques o reparaciones capitales.
“Anteriormente una superficie se demoraba en cambiar dos o cinco años; ahora hay que hacerlo en seis meses. Son petróleos muy pesados para los que inclusive los quemadores de las centrales necesitan características especiales”, sentencia.
Claramente, subraya el directivo, ante la falta de financiamiento y demás obstáculos, el crudo nacional es la mejor opción, aunque ello implique mayor trabajo, “pero estamos en la obligación de apagar la unidad y darle el mantenimiento si queremos preservar o maximizar la carga que genera, sobre todo cuando los bloques trabajan con su potencia limitada”.
Los más estables son los de la termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, de Cienfuegos, y ya están pidiendo un mantenimiento, porque ese es el único modo de garantizar y preservar esa estabilidad, ratifica.
Si volvemos al tema del financiamiento, destaca que, incluso con todo el dinero necesario disponible, la recuperación tiene que ser paulatina, porque no se puede apagar todo el país, y de ahí las decisiones que se han ido adoptando recientemente de recuperar las cargas máximas de las grandes unidades, entre otras estrategias.
Precisamente por sortear todos esos obstáculos o intentar todo lo posible por minimizar su impacto en las termoeléctricas, la EMCE es pieza y actor clave. Detrás de cada kilowatt está la experiencia de técnicos e ingenieros y el empeño de los jóvenes, herederos de la premisa de que su labor es su aporte, equivalente a devolver la energía que tanta falta le hace a toda Cuba.
«No hay que desalentarse»
El primer secretario del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, envió un mensaje a los trabajadores eléctricos que durante 129 días trabajaran en el mantenimiento del bloque 2 de la central termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, de Felton, en Holguín, que en horas de la tarde del viernes último fue dañada por un incendio.
De grandes proporciones fue descrito el siniestro por el director general del centro, Osmel Maturel Reyes, quien señaló a la prensa que los daños son «considerables».
“A los héroes de Felton 2: No hay que desalentarse. Hay que seguir insistiendo, sin desánimos. La guerra está por ganarse y el esfuerzo necesita entusiasmo para encenderse”, publicó en su mensaje el Jefe de Estado cubano ante el hecho.
“Supe que algunos lloraron al ver que el incendio devoraba tanto esfuerzo, pero que todos corrieron para ayudar a apagarlo. Un pueblo así está destinado a vencer todos los desafíos. Cuba sabe convertir reveses en victoria”, agregó. (Redacción Nacional)
lgl/Granma
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