Eusebio Leal Spengler ya no se encuentra entre nosotros físicamente, es cierto, pero la muerte no es más poderosa que su legado y sus lecciones en el cuidado del patrimonio construido e inmaterial.
Resulta sobrecogedor caminar por esas calles, por esa misma urbe a la que Leal dedicó alma y esfuerzos en verla resplandecer, a su ritmo, poco a poco, con sus destellos, con sus luces y sombras. Así lo hicieron, sobrecogidos, quienes laboraron con él durante muchos años junto a otros que quizás no lo conocieron, pero que a través de anécdotas y palpando su impronta en el quehacer diario lo tienen como obligado referente.
Luego de depositar ofrendas florales en el lugar donde descansa por siempre el Historiador, Perla Rosales afirmó que hay que evocar la vida y no la muerte: “Es por eso que ya dentro de unos días comenzaremos la campaña para celebrar el aniversario 80 del natalicio de nuestro querido Leal (…) Nuestro compromiso es seguir haciendo, seguir su labor, todos unidos. Primero, por su aniversario; después por el cumpleaños de La Habana el próximo noviembre y también, por el aniversario de la declaratoria de la capital cubana y su sistema de fortificaciones como Patrimonio de la Humanidad. Es por eso que trabajar es la mejor manera de saber que sigue con nosotros, de defender y mantener su obra. De que su legado sigue estando presente”.
Para el Historiador, defender la ciudad no significaba un compromiso de unos cuantos intelectuales y nada más, sino una misión que involucra a los cubanos por igual, porque la ciudad es un destino cultural memorable o, como también decía, “La Habana es un estado de ánimo, del cual nadie queda indiferente”.
Cuando se reabrió el Castillo de Atarés, en noviembre del 2019, el Doctor Leal Spengler expresó: “Perdónenme que haya tenido que estar un poco sentado porque estoy un poco fatigado, pero la fatiga no es el resultado de lo que no ha podido vencerme, ni derrotarme, es que vengo caminando hace mucho tiempo, hace muchas décadas, hace mucho siglos; el verdadero misterio es que yo viví hace siglos en otros cuerpos y estuve aquí cuando se construyó el Castillo”.
“Es necesario”, afirmó también el Historiador en otra momento de su vida – ideas de actual vigencia –, “apartar de nosotros las costumbres que nos desvíen del objetivo principal de nuestro propósito. Es más importante acumular riqueza cultural y riqueza moral que la material. Es necesaria esa idea y ese concepto de que tiene que labrarse una sociedad que, en el marco del orden constitucional que hoy discutimos, con la idea social definida de un estado que se pronuncia por las necesidades de todos y no de unos cuantos, se construya sobre esa base un proyecto sostenible, sustentable y digno en el tiempo, que no se hace con palabras, tiene que hacerse con obras y de veras”.
La muerte llegó para Leal el 31 de julio de 2020, un momento desolador para Cuba. Pero hablamos solo de su partida física, porque a nivel de pensamiento, el Historiador de la Ciudad de La Habana permanece aquí, guiándonos en el difícil camino de preservar las tradiciones y la espiritualidad de la otrora villa de San Cristóbal.
lgl/Habana Radio
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