En Calígula, con Teatro El Público. Foto: Ismael Almeida
Por Yuris Nórido
Siempre duele la muerte de un gran artista...
y duele más cuando muere en plenitud de capacidades creativas: Alexis Díaz de Villegas (Cumanayagua,1966-La
Habana, 2022) ha fallecido y ha dejado una obra inmensa... y la incógnita de lo
que hubiera podido seguir aportando.
Actor, director y
profesor, era uno de los más reconocidos exponentes de una generación grande de
artistas escénicos. Hizo
teatro (su gran pasión), y también cine y televisión. Su desempeño nunca fue
mediocre: asumía cada rol con una verdad
esencial. La suya siempre fue una personalidad fascinante.
El crítico Norge Espinosa recuerda su
aparición en el elenco original de La
cuarta pared (1988), pieza de Víctor Varela que estremeció al ámbito
cultural cubano de ese momento. Fue el comienzo de una carrera impresionante
sobre la escena. Decenas de montajes, destacados autores, varias compañías.
Teatro Obstáculo, Argos Teatro, Teatro El Público... hasta la creación de su
propia agrupación, Impulso Teatro, con la que estrenó significativas puestas,
como Balada del pobre B.B.
Nunca fue actor o director de regodearse en
zonas de confort. Era conocida su apuesta
permanente por la experimentación. Creía en la necesidad imperiosa de los
procesos de investigación para la escena.
Alexis Díaz de Villegas legó interpretaciones memorables: por mucho
tiempo se evocará (y son solo dos ejemplos entre muchos) su Pasolini, con
Carlos Celdrán... o su Calígula, con Carlos Díaz. Él caló en el público, sus
alumnos y sus muchos amigos, que han recibido hoy, sorpresa dolorosa, la
noticia de su muerte.
amss/Tomado de Cubasí
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