Antonia duele desde el papel

Por Yuris Nórido

Fotos: Tomadas de Cubasí

Heridas sobre el papel: el título es mucho más que una metáfora dura y diáfana. Es, si quiere, una declaración de principios. Basta con apreciar las obras que se exhiben en esta muestra: desde un expresionismo ciertamente grotesco, que puede resultar incluso agresivo a algunas sensibilidades, hasta abstracciones inquietantes, siempre relativas; porque uno puede vislumbrar en la conjunción de trazos rasgos del dolor, del miedo, del desconcierto.

Es el universo creado por la inmensa Antonia Eiriz, que no es normalmente ámbito de complacencias. El compromiso de la artista con su contexto se concreta en un discurso hasta cierto punto oscuro, arduo. Seres atormentados, al menos en apariencia, emergen de entramados complejos. Son los lados de la realidad que muchos artistas, con todo su derecho, ignoran. Antonia tenía el derecho, y sentía la necesidad de mostrarlo. Y era una artista de gran talento y probadas capacidades. Ni siquiera sus detractores pudieron poner en duda la contundencia de su lirismo.

En una década de cambios muchas veces radicales y, por lo tanto, en alguna medida traumáticos, la década de los 60', Antonia alumbró un mundo onírico que tendía puentes al paisaje de su cotidianidad... y a un espacio mucho más íntimo, que ella tuvo la valentía de sacar a la luz. Fue demasiado para algunos; sigue siendo, de hecho, más de la cuenta para no pocos espectadores contemporáneos. Pero es la voz de una artista honesta, y de una mujer de su época... cuya obra ha trascendido ese tiempo.

La muestra de la galería Galiano, una institución muy vinculada al itinerario de Antonia, revela algunas de las constantes de la artista, esta vez sobre el papel. Son más de cuatro decenas de piezas, en disímiles técnicas y formatos, en las que se evidencian la fuerza y la singularidad de un estilo.

Curada por Teresa Toranzo, Sandra García Herrera y Patricia Santos Hernández, la exposición estará abierta al público hasta el 31 de agosto en una colaboración del Museo Nacional de Bellas Artes con el Fondo de Bienes Culturales. Más que recomendable. 

amss/Tomado de Cubasí