Texto y fotos. Ricardo R. Gómez Rodríguez
Cuando el joven estudiante palestino Abdallah Samir habló con el corazón, con humildad y transparencia, al ofrecer detalles de lo que ocurre hoy en Palestina, los estudiantes de varias edades hicieron casi silencio absoluto en el Pabellón Cuba, en el corazón del vedado capitalino.
Fuimos testigos de lágrimas y abrazos. Sentimos la piel erizada cuando se mostró un breve documental, en el que las bombas destruían edificios y por montones morían los padres con los bebés abrazados a su cuerpo.
Abdalá Samir Abdel Rahman, quien lleva poco más de cuatro años estudiando en la Escuela Latinoamericana de Medicina, ahora en la Facultad del Hospital Miguel Enríquez, dijo ante el auditorio en perfecto español que durante más de 75 años han sido violados los más elementales derechos de justicia y de vivir en paz de su pueblo.
Agregó que a la vez, en alianza con Estados Unidos, Israel trata mediante los medios de comunicación de incriminar a la justa resistencia, que ha cargado en sus hombros los cuerpos inertes de unos cinco mil mártires hasta hoy.
Abdalá casi No leía el discurso, lo decía como quien sabe de memorias las cifras que hablan de la realidad: en los últimos días más de un cuarto del equivalente a una bomba nuclear cayó sobre 12 mil edificios destruidos, con mujeres, hombres y niños dentro.
Borraron del mapa a 179 escuelas, 33 mezquitas, nueve iglesias y las fuerzas fascistas de ocupación privaron de agua, electricidad ya alimentos al pueblo.
Escuchamos la voz del Che en un mensaje de rebeldía por la paz, trovadores y solistas elevaron canciones con ese timbre limpio, fuerte, claro, juvenil de Annie Garces. Ariel Díaz, Pedrito Belitrán, Ernesto Díaz.
La mirada asombrada y quizás algo angustiosa del Doctor Akram Samham, embajador de Palestina en Cuba, estuvo acompañada por el abrazo de Ailín Álvarez, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas de la Isla y de Alaín Delcourt, miembro del Buró Provincial del partido en la habana, entre otros.
La brisa de la tarde era tenue y el grito de Antonio Maceo de que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete, fue la señal dada por el estudiante Abdallah Samir, quien aseguró: RESISTIREMOS Y VENCEREMOS.
nyr
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