Este 2022 implicó grandes regresos después de dos largos años de pandemia
en los que las pantallas de nuestros teléfonos y computadoras acapararon la
atención. Aunque el público no dejó
de consumir el séptimo arte, se
extrañaba la magia de las salas de cine; y este año se pudo disfrutar
nuevamente. Los dos eventos
principales de esta manifestación fueron los esperadísimos festivales: el Internacional de Cine de Gibara, que
tuvo su edición 16 en el mes de agosto, entre los días 2 y 6; mientras que el Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano de La Habana, en su edición 43, aconteció entre el 1ro. y
el 11 de diciembre. En la ciudad oriental se
entregaron los premios Lucía, luego
de cuatro intensas jornadas de proyecciones y eventos teóricos; así como de
actividades relacionadas con otras manifestaciones del arte, como la música, la
danza, la literatura, el teatro y la pintura; unidas bajo el eslogan¡Volver al cine! En ese certamen se alzó
con el reconocimiento al mejor largometraje de ficción el filme
argelino-francés Papicha,
dirigido por Mounia Meddour. Meses después llegó a la
capital la fiesta del cine latinoamericano, con el lema Cine a lo grande, en estrecha relación con la idea de devolver al
público las grandes pantallas de los cines. Durante los diez días de duración
se proyectaron casi dos centenares de filmes y se hicieron decenas de
conferencias teóricas y ruedas de prensa con directores y protagonistas de las
obras. Se entregaron premios Coral en una veintena de
categorías, y resultó el mejor largometraje de ficción la obra boliviana El gran movimiento. Por primera vez
se concedió el premio Arrecife, dedicado a los filmes que tratasen temas
referentes a la comunidad Lgbtiq+, y resultó ganadora la película colombiana Un varón. En esta ocasión llamó la
atención la gran cantidad de obras en
concurso dirigidas y protagonizadas por mujeres, así como su presencia en
los paneles y conferencias que llenaron el sitio teórico de la cita. Dentro de
dicho espacio se expuso sobre las nuevas tendencias para la comercialización y
difusión del cine, tanto de ficción como documental; así como también acerca
del uso de nuevas tecnologías, especialmente productos de inteligencia
artificial, para agilizar el trabajo de producción de las cintas. Después de festivales
virtuales y otros con capacidades limitadas, donde había que dejar siempre una
butaca libre entre cada espectador para evitar el contagio con la Covid-19,
finalmente regresamos triunfantes a la normalidad; a las salas repletas; y la
gente corrió de un cine a otro, intentando aprovechar cada segundo. Vivimos la emoción del
cine como si fuese la primera vez. Nos dejamos capturar por los colores que
aparecían en la pantalla y los sonidos que se escuchan tan diferentes fuera de
los audífonos, como si estuviésemos dentro de la historia. Fue como ver, en
pleno siglo XXI, renacer el invento de los Lumiere. Susana Besteiro Fornet amss/Tomado
de Granma
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