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Rodrigo Prats: Grande entre los grandes

 

Foto: Tomada de Cubarte


El 15 de septiembre de 1980 murió en La Habana, a los 71 años de edad, uno de los grandes entre los grandes en la historia musical cubana: Rodrigo Prats Llorens, hijo de la región villaclareña, al centro de la isla, donde naciera el 7 de febrero de 1909 en la ciudad de Caibarién.

De estudios académicos, fue violinista, pianista y director de orquesta. La música de Prats ha sido interpretada por las más prestigiosas figuras de la canción cubana de todos los tiempos. Se considera a Esther Borja, la principal intérprete de su obra, pero no puede dejar de nombrarse a María de los Ángeles Santana y Rosita Fornés.

Es uno de los compositores, de la que muchos han denominado “la época de oro de la música cubana”, refiriéndose al período entre las dos guerras mundiales, la época en que brillaron junto a Prats: Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, Ernesto Lecuona, Eliseo Grenet, Gonzalo Roig, Moisés Simons y Jorge Anckermann, aunque, a mi criterio, existen varias épocas de oro de la música de nuestro archipiélago, en dependencia del género que se analice.

Junto a Ernesto Lecuona, Eliseo Grenet y Gonzalo Roig, Rodrigo Prats integró el grupo de autores indispensables de la zarzuela cubana, ese género llegado de España y que se acriolló en varios países hispanoamericanos y entre ellos, Cuba.

La bellísima criolla-bolero Una rosa de Francia, compuesta en plena adolescencia, inició su exitosa carrera autoral: Una rosa de Francia / cuya suave fragancia / una tarde mayo / un milagro me dio. Aún se recuerda la incomparable interpretación de este número por Esther Borja, en aquel esperado espacio semanal Álbum de Cuba, de la Televisión Nacional.

En 1922 inicia Prats su carrera como músico en la Cuban Jazz Band que dirigía su padre y a su vez, en la Orquesta Sinfónica de La Habana, dirigida por Gonzalo Roig. Más tarde funda la Orquesta Sinfónica del Aire, la Orquesta de Cámara del Círculo de Bellas Artes, Junto a Carlos Robreño dirigió la Compañía “Teatro cubano libre”, fue director musical de la radioemisora RHC Cadena Azul y también fue el director de la Banda Nacional de conciertos.

Memorables son sus zarzuelas: Soledad (1932), María Belén Chacón (1934) y Amalia Batista (1936), ésta última la más famosa de su autoría en éste género, de ella hay que decir también, que fue muy popular la versión en guapachá que le hiciera el popular cantante Rolando Laserie. En el mundo de la zarzuela no pueden dejar de mencionarse tampoco: La Perla del Caribe, La Habana que vuelve y Guamá.

En su producción discográfica se destacan: Danzones para bailar y Estampas cubanas. Fue el ganador del Gran Premio del Primer Concurso de Canciones Cubanas, con la obra Yo tumbo caña, interpretado por el cuarteto las D`Aida en 1961.

Indiscutiblemente, no puede soslayarse los aportes de Rodrigo Prats a la cultura musical cubana. Tras su deceso, el Teatro Lírico de Oriente, fundado en 1961, adoptó el nombre de Rodrigo Prats para recordarlo por siempre.

Rolando Julio Rensoli Medina

amss/Tomado de Cubarte

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