Foto: Raquel Sierra
Con el historiador Eusebio Leal (1942-2022) siempre en la memoria, la Sala Ignacio Cervantes, en el Prado habanero, acogió el cierre del proyecto de verano Rutas y Andares, que organizado por la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC), nuevamente atrapó la atención y sacó de sus casas a niñas, niños, adolescentes y familias.
Según dijo en la clausura del programa, Katia Cárdenas, directora
de Gestión Cultural de la OHC, la sala Cervantes sirvió como sede “ante la imposibilidad
de reunirnos en el teatro Martí, donde hoy se ultiman detalles para su próxima reapertura
después de las graves afectaciones que sufrió en el doloroso accidente del hotel
Saratoga”.
Cárdenas recordó a Leal. “Otras circunstancias han cambiado
la naturaleza de este encuentro, cada año las familias vencían las metas del proyecto
para alcanzar el gran premio y participar en el añorado encuentro con Leal”, dijo.
A su vez recordó que “para él era una cita impostergable,
como también lo era firmar de su propio puño los miles de diplomas de participantes,
guías y colaboradores; un acto de autenticidad que siempre defendió. Ni en los momentos
más difíciles de su enfermedad aceptó que su firma fuera sustituida por un cuño
o cualquier solución gráfica”.
Leal, dijo, le concedía un gran valor al proyect, que él mismo
inspiró con sus conferencias en el anfiteatro y luego con su programa Andar La Habana,
que enseñó a generaciones de cubanos los valores de su ciudad y la importancia de
amarla y cuidarla”.
Cárdenas rememoró palabras del historiador sobre la iniciativa,
quien consideraba que “Rutas y Andares es parte de una proyección que tiene que
ver con la vida participativa de los ciudadanos en la cultura de su país y fundamentalmente,
de los habaneros. Yo creo que hay que unirse en esta campaña por el adecentamiento
de las costumbres públicas que sale precisamente del disfrute por parte de todos
del conocimiento de cada cosa, de cada rincón, de cada sitio, lo cual conlleva un
acto de respeto, de goce y de disfrute”.
Foto: Raquel Sierra
En esta ocasión el proyecto celebró los 40 años de la inclusión
del Centro Histórico de La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones en la Lista
del Patrimonio Mundial por la Organización de Naciones Unidas para la Educación
la Ciencia y la Cultura.
Edición 2022 por dentro
Durante el mes de julio se caminaron las plazas principales; en
agosto, de la mano de profesionales
de la Arquitectura, se conocieron historias sobre la recuperación del patrimonio
en diferentes etapas, y esencialmente, a partir de la concesión
a la OHC, en 1993, de poderes excepcionales para actuar en el territorio y buscar
fondos para la obra restauradora.
Se recorrieron fortalezas coloniales, se acercaron a proyectos
retadores como la restauración del Torreón de Cojímar; y por primera vez, el Castillo
del Príncipe, recibió una visita pública, que se convirtió en “verdaderas expediciones
que tuvieron el acompañamiento de los pobladores de las comunidades donde están
enclavadas estas fortalezas, pues, sin su implicación, cualquier intento de salvar
el patrimonio es imposible”.
“Caminamos muchas Habana: la de Martí (José Martí); la de
Juan Gualberto (Juan Gualberto Gómez, intelectual, periodista y colaborador de Martí);
y la de la rumba del barrio de Jesús María, para seguir descubriendo tradiciones
que hablan de nuestra identidad, como también lo hacen nuestros museos”, dijo.
Según explicó Cárdenas, las rutas temáticas que cada martes
de julio y agosto mostraron las conexiones de los discursos museológicos con la
de los servicios de mesa y los trajes tradicionales fueron las más gustadas en esta
modalidad “que nos pone frente a los desafíos que aún deben vencer los museos para
lograr una mayor comunicación y convocatoria a los públicos”.
Como es ya habitual, desde 2008, algunas de las propuestas incorporaron
el servicio de interpretación para personas sordas, junto al proyecto Cultura entre
las manos; en tanto la Dirección de patrimonio documental y su equipo
diseñaron cuatro recorridos por las bibliotecas, el grabado, la fotografía y ocho
andares virtuales, que despierta el interés de todos los públicos, más allá de las
personas adultas mayores para las cuales fue inicialmente concebido.
Las investigaciones que acompañan al proyecto mostraron que
los mayores niveles de
participación de los 38 andares virtuales lo tuvieron los de patrimonio documental,
la Casa de las Tejas Verdes, el planetario, la Quinta de los Molinos y el Palacio
de Segundo Cabo. En este último, destacó la ruta especial sobre
la representación de las mujeres en los discursos de los museos, que permitió debatir
sobre los espacios aún por conquistar y la responsabilidad de las instituciones
por visibilizar la participación femenina en la historia.
Durante esta edición destacaron igualmente las acciones promovidas,
por ejemplo, por el Centro Hispanoamericano de Cultura y la Quinta de los Molinos.
Esta última, entre los de mayor dinamismo, con sus 17 talleres, cuatro andares,
seis recorridos y su festival Zona Quinta, atrajeron a mil 562 participantes.
Según recalcó Cárdenas, pese a que el tiempo de vacaciones
se redujo al mes de agosto, las estadísticas de participación en los talleres superaron
las del año 2019; la Quinta de los Molinos y el Centro a+ espacios adolescentes,
concentraron la mayor cantidad de los 89 talleres organizados en esta edición.
Los adolescentes pudieron disfrutar en el centro creador por
y para ellos de diferentes opciones relacionadas con las prácticas de impresión,
la fotografía, la danza y las dinámicas motivacionales, en tanto los jóvenes prefirieron
las andanzas en bicicleta por zonas del patrimonio industrial y del reparto de Miramar.
Nuevamente, destacó la directora de Gestión Cultural, distinguieron
esta edición las rutas especiales Somos uno y los espacios de inclusión social
para públicos infantiles en situaciones de vulnerabilidad, con tres acciones: el
taller de cuentos organizado por el Centro Hispanoamericano de Cultura con infantes
con discapacidad intelectual de la escuela especial, un encuentro en la sala Cervantes
entre niños y niños ciegos y débiles visuales con los integrantes de la sinfónica
infantil de La Habana Vieja y en su labor de extensión llegó también hasta el hospital
pediátrico “Juan Manuel Márquez”, en colaboración con el planetario de La Habana.
De acuerdo con los resultados preliminares de los estudios
de participación que realiza el equipo de la Dirección de Gestión Cultural de la
OHCH indican que en esta
ocasión se sumaron a las diferentes propuestas más de seis mil 800 personas,
de ellos, más del 40 % fueron nuevas incorporaciones.
Foto: Raquel Sierra
“Habrá
sorpresas el año que viene, tenemos miles de planes, miles de obras que hacer todavía,
porque él lo dejó escrito….tenemos trabajo fundamentado hasta el 2030 y ya estamos
trabajando para el 2040”.
“Seguimos
aquí trabajando para el pueblo de Cuba, que es lo que siempre nos enseñó también”,
dijo y destacó que el mejor
homenaje a Leal, en su aniversario 80, el próximo 11 de septiembre, es “haber terminado
un verano caminando sus calles”.
Raquel Sierra Liriano
amss/Tomado de Tribuna de La Habana
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