Durante la tarde del viernes 15 de
julio el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa, recorrió diferentes municipios de La Habana.
El primero de ellos fue en el Vedado, <La Plaza Verde>,
nueva Mipyme que expende a la población productos alimenticios entre
agropecuarios y cárnicos en charcutería.
El segundo punto del recorrido resultó el parque Monte
Barreto, ubicado en el municipio Playa, el cual tiene como objetivo primordial la
recreación del público de todas las edades.
En este lugar el vicepresidente cubano conoció de la
existencia además de tres ranchones gastronómicos, en uno de ellos preguntó
sobre las ofertas, la carta con los precios y opciones atractivas para la
población, también se interesó por el salario de los trabajadores de dicho
establecimiento.
La tercera visita fue al agromercado de
11 y F, en Lawton, municipio Díez de Octubre, donde abundan algunos productos
como el plátano, frutas y otros para la venta a los habitantes del territorio,
con precios competitivos en comparación con los llamados carretilleros.
Allí Valdés Mesa destacó la necesidad
de aumentar las siembras y cosechas, pues tierras existen, “solo deben
importar los fertilizantes y herbicidas; trabajar en la aplicación de la
ciencia y la técnica; además de la antropología para ofertar al público
alimentos sanos e inocuos”, puntualizó.
Al término del recorrido visitaron en el municipio Cerro el Proyecto
de Desarrollo Local <La Finca de Los Monos>, la cual fue reparada recientemente. Espacio recreativo dedicado a los niños y
adolescentes, donde laboran 47 trabajadores por cuenta propia para brindar
servicios y ofertas al público.
A este acogedor lugar llegan los fines
de semana alrededor de 1500 visitantes, y en ocasiones según el número de
entradas vendidas hasta poco más de 8 mil. Este es uno de los espacios
recreativos de la capital donde la entrada es más económica, el precio es de 10
pesos cubanos para los niños y 20 para los adultos.
Valdés Mesa se interesó por las áreas
naturales y tecnológicas, el cuidado de las mismas y su restauración, así como las ventas de módulos de confituras
para los niños, y los ingresos de la instalación para los trabajadores y el
municipio, además de la historia de la Finca de los Monos que data desde el
siglo XIX.
Por: Liliana Abad Peña (Fotos de la
autora)
lgl
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