En la enorme Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, dónde fue presidente, en el Vedado, el pueblo de la capital despidió al Doctor en Ciencias históricas Eduardo Torres Cuevas, recientemente fallecido en La Habana.
Texto y fotos: Ricardo R Gómez Rodríguez
Junto a sus cenizas, foto, medallas y diplomas, estaban las ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central y presidente de la República.
Como un Maestro de maestros, calificó al académico y profesor titular, Miriam Nicado García, rectora de la Universidad de La Habana, lugar donde ganó prominencia la impronta de educador y defensor de la cultura y la nacionalidad cubanas.
Al llegar a la casona amarilla, los asistentes firmaban libros de despedida, gran parte de ellos intelectuales, representantes de la sociedad civil y jóvenes, muchos jóvenes, muestra de la continuidad de sus ideas.
Las rosas blancas y rojas se entrelazaban en coronas y cojines, a nombre de los historiadores, periodistas, artistas, de las facultades universitarias y el calor de la tarde llegó más cercano a los familiares de Torres Cuevas, quien no se marcha, porque queda su obra.
La última vez lo ví en julio último, como diputado en el Parlamento, su andar era difícil en el Palacio de las Convenciones, apoyado de un bastón, pero le era imposible dar más de dos o tres pasos, sin que viniera alguien a abrazarlo, como merecen los hombres de bien.
YVL
0 Comentarios
Con su comentario usted colabora en la gestión de contenidos y a mejorar nuestro trabajo