Hace sesenta y cinco años andan unidas las mujeres de Cuba en un camino trazado por los pasos de Ana Betancourt, Mariana Grajales, Celia Sánchez, Vilma Espín; un camino de compromisos y esperanzas, que este 23 de agosto puede llevar cualquier nombre de mujer.
| Tomado de la página de facebook de la FMC |
Texto Rosa Pérez López
Mucho costó llegar a ese camino, pues fue preciso recorrer atajos en la manigua insurgente y escalar lomeríos en la rebelde Sierra.
Fue necesario trascender siglos de confinamiento en el hogar y en los trabajos más humildes y peor remunerados; siglos de ataduras humillantes y atavismos ultrajantes.
Hasta que un día la mujer cubana, después de tanto mirarse en los espejos de la casa, comenzó a contemplar su reflejo en la historia y supo reconocerse a la par del hombre como compañera; y se perfumó de sol y luna, como antes se había perfumado de jazmín; y se desnudó de prejuicios y presagios para hacerse más hermosa cuando vistió los atributos de su tiempo.
Un tiempo que ya abarca sesenta y cinco años de andar por un camino hecho con pasos y nombres de mujer.
Un camino en el que cada cubana se ha convertido en protagonista de sus propios sueños y artífice de un porvenir cada vez mejor para la patria.
YVL
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