Intensas fueron las jornadas del V Período de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su X Legislatura, a las que asistieron el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución y Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República.
Por Héctor Alejandro Castañeda Navarro y Ricardo R. Gómez Rodríguez
Fotos: Vladimi Molina y Ricardo Gómez
Como una auténtica asamblea de pueblo definió las jornadas del V Período de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en su X Legislatura, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República.
En la clausura, a la cual asistió el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución, Díaz Canel dijo que los debates fueron los mismos de la sociedad cubana hoy y reflejan los enormes desafíos por delante, pero también, una vez más, la impresionante disposición de este pueblo a pelear cuando todo se pone más difícil.
“Ni pesimismo, ni derrotismo, ni desánimo, lo que encontramos aquí fueron exposiciones sobrias, críticas desde el compromiso y, sobre todo, propuestas completas y demandas para cambiar lo que deba ser cambiado sin rodeos”, afirmó.
Manifestó su convencimiento de que la sabiduría y el entusiasmo que caracterizaron las intervenciones de estos días no lo sorprenden, porque es lo apreciado en los recorridos por las provincias.
Más adelante aseguró: “…justo donde la situación es más dura, después de largas horas de apagón, siempre encuentras ese extra de las cubanas y los cubanos. No es la primera vez, ni será la última, que la Revolución Cubana se enfrenta a su ‘momento más difícil’. Aunque siempre nos parecerá que nada puede ser peor que lo que enfrentamos en el instante que lo vivimos”.
Luego de mencionar varios episodios históricos, reflejos de sus palabras, señaló: “Cuando se repasan todos los periodos de los 66 años de la Revolución en el poder, lo que encontramos, además de victorias, son desafíos tercermundistas, zancadillas enemigas y también errores y aprendizajes propios; frutos todos del afán, jamás abandonado, de conquistar y sostener la justicia social como aspiración suprema”.
El primer secretario del Comité Central del Partido, ratificó su confianza acerca de que “….si, a pesar de todo eso, la Revolución cubana está de pie y luchando con la prosperidad posible, es por su carácter auténtico y genuino”.
Porque… “somos la lógica consecuencia de una historia de resistencia y rebeldía contra el abuso y la injusticia”, aseguró el mandatario.
Como colofón de debates, en los cuales sobresalieron propuestas encaminadas a resolver problemas actuales, Díaz Canel expresó: “lo que aprendimos de la Revolución cubana es que los ideales no se cambian porque cambien las circunstancias. Que la trinchera no se abandona cuando el cerco enemigo aprieta. Aprendimos que solo teniendo convicciones claras, como principios, es posible sostener y ganar batallas. También aprendimos que del cerco se sale combatiendo”.
Al definir las circunstancias actuales, acotó: “La grandeza de los tiempos demanda más acciones que palabras, aunque siempre estaremos en el deber de decirlas y, sobre todo, de honrarlas hacia el pueblo al que pertenecemos”
Díaz- Canel tuvo en cuenta valoraciones populares, al respecto puntualizó: “Lo que sí podemos y tenemos el deber de comprometer es nuestra energía, nuestro esfuerzo, nuestra búsqueda infatigable de nuevos caminos y acciones hacia la satisfacción de esas demandas”.
Luego aseveró: …“todas las soluciones dependen por entero de nuestra capacidad de creer, de adelantarnos a los acontecimientos y de enfrentarlos con inteligencia, esfuerzo e innovación. Pero, primero que todo, con la imprescindible participación popular”.
Por ahí anda el rumbo de los criterios, de los debates, de leyes y proyecciones trazadas con la óptica de cada diputado, a partir de razonamientos enriquecidos en la savia de la ciudadanía.
La Asamblea Nacional del Poder Popular, en uso de sus facultades, reformó el artículo 127 de la Constitución de la República, eliminando el requisito de tener hasta 60 años para ser elegido al cargo de Presidente de la República en un primer período.
Para esa decisión se tuvo en cuenta el factor demográfico de envejecimiento poblacional que vive el país. El cambio permite que puedan ocupar esa responsabilidad, personas en pleno ejercicio de sus facultades, experiencia, resultados en su labor, fidelidad, trayectoria y alto compromiso con la Patria.
YVL


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