Es la tarde del 13 de marzo de 1957, y un camión de entrega rápida cruza la ciudad llevando como única carga la temeridad de un grupo de valientes.
Foto tomada del Portal Cuba.cu |
Texto Rosa Pérez López
Su destino es la imponente edificación marcada con el número uno de la calle Refugio: esa madriguera del crimen donde los combatientes del Directorio Revolucionario va a ajustarle cuentas al tirano.
Es la tarde del 13 de marzo de 1957 y José Antonio Echeverría el presidente de la FEU; el que envuelto en una denuncia se lanzó a un terreno de pelota; el que suscribió junto a Fidel Castro la programática Carta de México; el entrañable Manzanita de sus compañeros de aulas semejantes a trincheras, irrumpe en la cabina de Radio Reloj para anunciarle al pueblo de Cuba el ajusticiamiento del dictador.
Es la tarde del 13 de marzo de 1957 y sobre los mármoles del Palacio Presidencial se ha vertido la sangre de los buenos, mientras el sátrapa consigue escapar ileso.
Es la tarde del 13 de marzo de 1957, y a un costado de la Colina forjadora se siembra en la historia el acribillado cuerpo de José Antonio.
Hoy es también 13 de marzo.
En el número uno de la calle Refugio, los visitantes del Museo de la Revolución desandan sobre el mármol los pasos de aquellos valientes asaltantes; el pueblo de Cuba vuelve a escuchar, como sesenta y ocho años atrás, la vehemente alocución radial del líder estudiantil... y a un costado de la Colina Universitaria han germinado flores junto al rostro de bronce de José Antonio Echeverría.
YVL
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