Foto: Tomada de Cubasí
Bolero, identidad,
emoción y poesía hecho canción, así nombraron el expediente del proyecto
binacional entre Cuba y México que desea que el género romántico sea incluido,
en noviembre, en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de
la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El bolero, historia de amor en 32 compases, nació en Cuba;
pero llegó a México hace 100 años. Es un género que se ejecuta y disfruta con
solistas, tríos, orquestas de todo tipo o mariachi. Se acompaña con piano,
percusiones y alientos, aunque la guitarra es de gran importancia, sobre el
tradicional requinto.
Es una práctica popular que se escucha en el contexto
familiar, en fiestas, serenatas, bohemias o peñas; también en salas de
conciertos, restaurantes, bares, parques y plazas… El gusto por escucharlo e
interpretarlo se transmite de generación en generación, de padres y abuelos a
hijos y nietos, gracias a la práctica cotidiana, a la tradición oral y por imitación.
El contenido de sus canciones alude a la vida diaria, al amor. Es un reflejo
del imaginario afectivo.
Silvia Olvera, quien representa a la parte mexicana en
esta encomienda, confía en que sea declarado. Para compartir sobre este
importante plan de salvaguardia que hará preservar al género para futuras
generaciones, platica con La Jornada a fin de dar a conocer cómo va este
proyecto que une a los dos pueblos.
El bolero “es un patrimonio que nos une y nos ha hecho crear juntos.
Encierra valores intrínsecos al ser humano. Es un género que despierta
emociones. Encierra lo que somos. Con la Unesco o sin ésta, lo seguiremos
practicando. Pero si es declarado patrimonio intangible, fortalecería la
práctica de las personas en procesos autogestivos. Queremos que sea un elemento
cultural dignificante, que nos permita vernos en un espejo”, afirma Olvera,
quien desde un inicio se asesoró con filósofos y etnomusicólogos… y así comenzó
su periplo, que culminará en noviembre, en París, donde darán a conocer el veredicto.
Comunicación constante
En marzo de 2022, y de la mano con Cuba, se inició el
desarrollo del expediente, cuyo proceso de evaluación ya comenzó con un video
–de 10 minutos, en el que se ve a cantantes mexicanos y cubanos– que el equipo
de Cuba y México envió a Francia para solicitar la candidatura.
Olvera agrega que se envió información complementaria para fortalecer el
expediente y se ha mantenido en comunicación constante con Cuba para de
realizar actividades conjuntas. Explica que el plan de salvaguardia se basa en
cumplir la convocatoria de la Unesco, que solicita armar un expediente, el cual
se compone, por un lado, del llenado de un formulario que se centra en la
práctica cultural, en la manifestación que el país desea registrar, además de
un video de 10 minutos y fotografías. Luego viene un proceso de evaluación,
digamos, un primer filtro, en el que mandan una revisión y detalles que falten.
“¿Por qué el bolero?” se pregunta Silvia Olvera. “Porque
da origen a otras manifestaciones de música que han enriquecido a distintas
generaciones de todo México”.
Para conseguir que el proyecto sea aceptado, se están
basando en una metodología de tres ejes que se trabajaron al unísono con Cuba.
La educación y formación, dice Olvera, es esencial en el
ámbito de composición, para esto se crean talleres de interpretación, laudería,
sistemas de audio, que se sepan las cosas elementales para la práctica del
bolero. En el eje dos está la cara de este género. La difusión y en ello entran
las tardes de bolero. Organizar concursos y encuentros con los portadores.
El tercer eje es el que se refiere a la vinculación con los portadores, los
intérpretes. “Hacer que ellos tengan sus capacidades desarrolladas, generando
redes entre ellos para la autogestión”, asegura Olvera, quien comparte que se
ha trabajado durante un año en reunión todos los lunes el equipo de Cuba y
México.
Portadores, como se dijo, son los que cantan, componen y
arreglan boleros. “Hicimos, entre Cuba y nosotros, un mapa de actores que nos
costó la mitad de la vida para que quedaran la mayoría de los artistas. La
intención es fortalecer la práctica del bolero sobre todo con base en estos
actores”.
Otro factor decisivo en la consideración de la Unesco,
señala Olvera, será “cómo podemos generar comunidad a través de la práctica del
bolero, lo que en Cuba es más fácil, porque allá es de cada ocho días en
distintos sitios, en las peñas. Acá, hemos considerado a la Ciudad de México y
a Yucatán como zonas de influencia del género. Por ejemplo, en Tlalpan nos han
brindado la plaza del bolero Armando Manzanero, donde ya se realizaron tres
conciertos”.
El 21 de mayo, adelanta Olvera, se efectuará otra
presentación en el Complejo Cultural Los Pinos a las 15 horas, con portadores,
que ya fueron seleccionados por el consejo consultivo IBM, así como las piezas
a interpretar. “La idea es ver cómo los jóvenes resignifican el bolero”.
Hay que comentar que la poesía romántica y la modernista tienen fuerte
influencia en las letras del bolero, destacando el uso del español como
vehículo de comunicación e identidad. El contenido de las canciones alude a la
vida cotidiana en las comunidades, generando su arraigo y popularidad en el
entorno familiar, vecinal, comunitario y social.
Por eso, considera que “hay grandes esperanzas de que
–México y Cuba– tengamos otra manifestación cultural inscrita en la lista de la
Unesco.”
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