Para evitar accidentes hay que ganar en la cultura de declarar los incidentes, y bajo esa premisa debe enfocarse la Empresa Eléctrica de La Habana, que tiene entre su fuerza laboral a más de 1 200 hombres expuestos a riesgo.

Junio concluyó con cero accidentes pero se reportaron 17 hechos, diez más que en igual etapa del año 2021, que no son todos los ocurridos, pues una buena parte no se declara, como refirió el director de capital humano en la organización, Ingeniero Juan Alexis Frómeta Luna.

Ya al comienzo de este semestre hubo un hecho que, aunque no lamentable, marca de manera negativa los resultados.

Durante una reunión que pasó revista al comportamiento del segundo trimestre del año, se abordó la necesidad de trabajar con más intencionalidad para anticiparse a un posible suceso, cuestión que compete a no pocas personas, tanto a los propios linieros como al resto del personal situado en puestos clave.

De manera particular se resaltó el rol que está llamado a desempeñar el jefe de brigada, quien puede marcar la diferencia dentro de la actividad eléctrica. “Es el primer enlace con nuestro trabajador, es quien conoce en qué condiciones ha ido a enfrentar su faena, que puede determinar si sube o no al poste y si comete algún tipo de violación, entre otros detalles”, consideró Frómeta.

Al profundizar en el tema, el director general de la empresa, Ingeniero Mario Castillo Salas, señaló que más allá de los reales problemas de recursos, se precisa una mejor conducta y mayor compromiso ante el autocuidado y la responsabilidad que demanda el oficio, donde no pocos están involucrados.

Hizo referencia, además, a la significación de los encuentros con los familiares de los linieros, por su positiva influencia para que cuando este salga de casa a cumplir su deber, sepa que allí esperan su retorno.
Otros análisis de la reunión estuvieron centrados en el imperativo de afianzar la disciplina tecnológica, obligatoria para suplir la falta real de recursos y mantener la vitalidad del sistema.

Muchas veces se pasa por alto o no se cumple con el rigor que lleva; es el caso de cuando se realiza un celaje o recorrido a un circuito para ver su estado. Hacerlo superficialmente, no saca a relucir todos los problemas, por tanto no pueden reportarse y debe volverse a lo mismo en otro momento.

La demora del carro de la guardia para acudir a un lugar luego de que se haya hecho un reporte y el estado del alumbrado público tienen que revertirse, por las insatisfacciones que ello genera entre los clientes.

El informe presentado en la reunión señala la tendencia negativa en el cumplimiento de los compromisos de servicio, los tiempos promedios de atención a las quejas por situaciones en las líneas secundarias y las de servicio, así como el reincidente incumplimiento de las interrupciones en redes primarias.

Desde el punto de vista de la actividad comercial, su directora, la Ingeniera Leysi Hernández, informó que el plan de pérdidas eléctricas se cumple, a partir de mejorarse el proceso de facturación en las unidades, lo cual posiciona a la empresa entre las mejores del país en este aspecto.

Hoy ya superan los 300 mil clientes que optan por realizar sus pagos por transferencias bancarias.

Al abundar en la realidad que hoy enfrenta la organización para cumplir sus misiones, Castillo Salas informó a Tribuna de La Habana que en años anteriores la empresa disponía de 15-20 millones de pesos para realizar importaciones de recursos, además de de entre 70-80 millones anuales destinados a los planes inversionista.

Eso hoy no existe por tanto demanda de mucha organización, hacer bien las cosas y buscar alternativas con terceros; es el caso de las alianzas que se impulsan con la Empresa de Comunales para asegurar la poda del arbolado, visto entre las causas de las interrupciones del servicio.

Reconoció que las medidas que se han debido adoptar ante la situación de inestabilidad del déficit de generación en el país y los consiguientes apagones, ha impactado negativamente en la percepción que las personas tienen del actuar de la empresa.

“Hemos intentado hacer un programa con la menor afectación posible: se apaga de diez de la mañana a cuatro de la tarde; al otro día de 6 de la tarde a doce de la noche y al siguiente día no se retira el servicio.

No es lo que queremos, pero es lo que impone la necesidad que tiene el sistema eléctrico”, consideró.

El jefe de brigada, una figura imprescindible para impedir la accidentalidad. Foto: José Antonio Puente

A juicio del director general, el trimestre julio-agosto-septiembre es muy difícil para el quehacer de la entidad, por el alto nivel de averías que se producen dadas las condiciones del tiempo, ya que se elevan mucho las temperaturas y están muy presentes las lluvias y tormentas eléctricas.

Dijo que ante la imposibilidad de nuevas inversiones en las redes, la estrategia a seguir es concretar un diagnóstico más efectivo, que permita un mantenimiento correctivo y que este pueda prevenir posibles situaciones.

“Hay que eliminar las dos causas principales que generan el 60 % de las interrupciones: los puntos calientes que generan partiduras en el tendido eléctrico y los árboles entrelazados entre las líneas”, añadió.

Ante la falta de recursos, el cumplimiento de la disciplina tecnológica decide para mantener la vitalidad del servicio. Foto: José Antonio Puente
Con un plan de recaudación al 99.1 %, la empresa habanera se posiciona en el segundo lugar a nivel del país y entre las tres que cumplen ese indicador. Foto: Cortesía de la Empresa Eléctrica de La Habana

nyr/Tribuna de La Habana